Que se rieron de mí, pero no importó. Estuvo bien. Salté el fuego. Los fuegos. Una y otra vez.
Hacía calor, sonaban tambores. Las fogatas eran nuestra única luz.
No importaba nada. No sabía cómo, pero bailé. Aún no sé cómo.
Que los techos de las casas se convirtieron en las olas del lago, y pensé en ti. Volvieron los techos.
Me quedé solo y pensé en ti.